Mozambique, un frágil país africano del Océano Índico, enfrentando desafíos del narcotráfico, terrorismo y crimen organizado transnacional
Resumen
La insurgencia en curso en la provincia de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique, comenzó en 2017. El conflicto se libra en gran medida entre militantes islamistas radicalizados que intentan establecer un Estado islámico en la región y las fuerzas de seguridad de Mozambique. Los insurgentes han tomado el control de varios distritos y zonas costeras de Cabo Delgado, provocando más de 4.000 muertes y desplazando a unas 800.000 personas. La zona es rica en petróleo, gas y piedras preciosas, así como un punto de entrada de estupefacientes (heroína de Afganistán) y tráfico ilícito de fauna silvestre local y productos forestales a los mercados asiáticos. A pesar de la participación de tropas extranjeras a petición del gobierno de Mozambique, la insurgencia continúa. Cabo Delgado es la provincia más pobre y remota de Mozambique. Las principales luchas ahora son políticas y giran en torno al dinero, la corrupción, las causas de la guerra, quién puede luchar y si los proyectos de gas pueden reanudarse. Esta es la primera vez que un país de la región de África Austral experimenta este desafío. En este contexto, se invitó a la UNODC a abrir una nueva oficina que tuvo lugar bajo mi liderazgo y encabezó la asistencia técnica al país. Se acordó una hoja de ruta de cooperación con el gobierno para promover la cooperación internacional y regional para combatir el crimen organizado transnacional, la corrupción, la lucha contra los estupefacientes, el terrorismo y mejorar la seguridad marítima.