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El espacio marítimo durante la Campaña Libertadora del Perú
The Marine Space during the Peruvian Liberating Campaign
Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval, vol.. 16, núm. 1, 2019
Escuela Superior De Guerra Naval

Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval
Escuela Superior De Guerra Naval, Perú
ISSN: 2309-8937
ISSN-e: 2706-5928
Periodicidad: Semestral
vol. 16, núm. 1, 2019

Recepción: 06 Febrero 2019

Aprobación: 13 Febrero 2019

Resumen: El presente artículo se desarrolla en el análisis histórico y estratégico para la comprensión de la importancia de la concepción del uso del Espacio Marítimo en las operaciones militares que se desarrollaron en la campaña libertadora, específicamente la que concierne a la de nuestro país, la cual fue llevada a cabo con gran éxito.

Palabras clave: Expedición Libertadora, espacio marítimo, Libertador San Martin, Bahía de Paracas.

Abstract: The present article is developed in the historical and strategic analysis for the understanding of the importance of the conception of the use of the Marine Space in military operations that were developed in the liberating campaign, specifically the one that concerns the one of our country, which was carried out with great success.

Keywords: Liberating expedition, maritime space, Libertador San Martín, Paracas Bay.

1. INTRODUCCIÓN

El presente artículo tiene por finalidad efectuar un análisis y responder a la interrogante sobre la importancia del espacio marítimo en las operaciones militares durante la Campaña Libertadora del Perú, ad portas de haber celebrado el 193° aniversario del Desembarco de las Fuerzas Libertadoras al mando de Don José de San Martín en la Bahía de Paracas, ubicado en el Departamento de Ica Provincia de Pisco - Perú, realizado un 8 de Setiembre de 1820. Hoyos (2018) afirma:

San Martín nunca tuvo la intención de desplazar a su ejército por tierra para liberar Perú; conocía el hostil ambiente operacional al que estaría sometido. Era una gran distancia por recorrer y además con líneas de comunicaciones imposibilitadas que impedirían que la logística tuviera un buen cometido. Por estas razones, y por muchas más, el Plan Libertador del Perú se debía concretar a través del mar. (p.27)

El espacio físico abarca la tierra, el mar y el espacio aéreo con todas sus características, las que de alguna u otra manera influyen en el empleo; así como, en la efectividad de las fuerzas terrestres, marítimas y aéreas. Y ya que el factor espacio afecta significativamente el empleo de las fuerzas, veremos su significancia y las consideraciones que se tuvieron en cuenta en este importante suceso de la historia, analizando las consideraciones tanto para la Expedición Libertadora como para la Fuerza Realista.la interrogante sobre la importancia del espacio marítimo en las operaciones militares durante la Campaña Libertadora del Perú, ad portas de haber celebrado el 193° aniversario del Desembarco de las Fuerzas Libertadoras al mando de Don José de San Martín en la Bahía de Paracas, ubicado en el Departamento de Ica Provincia de Pisco - Perú, realizado un 8 de Setiembre de 1820. Hoyos (2018) afirma:

El espacio en sí es tanto un medio como un objetivo; medio porque el espacio terrestre, marítimo y aéreo es necesario para conducir de manera exitosa las operaciones militares; objetivo porque para conducir las operaciones militares es necesario controlar el espacio. Por lo tanto, veremos las consideraciones que se le otorgaba al mar ya que por esa época, era el principal medio para cubrir las grandes distancias que unían a los continentes, “el dominio del mar, por lo tanto, no significa. otra cosa que el control de las comunicaciones marítimas, ya sea para fines comerciales o militares” (Corbett, 1936, p.102). Es por ello, que ha sido y es un constante personaje del pasado, presente y también del futuro para el ser humano.

El espacio en sí es tanto un medio como un objetivo; medio porque el espacio terrestre, marítimo y aéreo es necesario para conducir de manera exitosa las operaciones militares; objetivo porque para conducir las operaciones militares es necesario controlar el espacio. Por lo tanto, veremos las consideraciones que se le otorgaba al mar ya que por esa época, era el principal medio para cubrir las grandes distancias que unían a los continentes, “el dominio del mar, por lo tanto, no significa. otra cosa que el control de las comunicaciones marítimas, ya sea para fines comerciales o militares” (Corbett, 1936, p.102). Es por ello, que ha sido y es un constante personaje del pasado, presente y también del futuro para el ser humano.El espacio en sí es tanto un medio como un objetivo; medio porque el espacio terrestre, marítimo y aéreo es necesario para conducir de manera exitosa las operaciones militares; objetivo porque para conducir las operaciones militares es necesario controlar el espacio. Por lo tanto, veremos las consideraciones que se le otorgaba al mar ya que por esa época, era el principal medio para cubrir las grandes distancias que unían a los continentes, “el dominio del mar, por lo tanto, no significa. otra cosa que el control de las comunicaciones marítimas, ya sea para fines comerciales o militares” (Corbett, 1936, p.102). Es por ello, que ha sido y es un constante personaje del pasado, presente y también del futuro para el ser humano.El espacio físico abarca la tierra, el mar y el espacio aéreo con todas sus características, las que de alguna u otra manera influyen en el empleo; así como, en la efectividad de las fuerzas terrestres, marítimas y aéreas. Y ya que el factor espacio afecta significativamente el empleo de las fuerzas, veremos su significancia y las consideraciones que se tuvieron en cuenta en este importante suceso de la historia, analizando las consideraciones tanto para la Expedición Libertadora como para la Fuerza Realista.

2. CONSIDERACIONES REALISTAS

Posteriormente, a la conquista y el establecimiento de los virreinatos en esta parte del continente americano por parte de España, el espacio marítimo jugó un papel preponderante, puesto que la Corona Española subsistió una tensa política interna sumada a los reclamos de los gobernantes de sus colonias, quienes demandaban con afán y en forma frecuente el envío de refuerzos navales para recuperar o consolidar los dominios bajo sus cargos.

Así mismo, la Marina Española no vivió en las postrimerías del siglo XVIII y principios del siglo XIX, la época de prestancia y bonanza de otros siglos. Entre los comentarios de aquella época que pueden reflejar lo que acontecía en el ámbito marino, se puede mencionar que la Marina Española se había reducido considerablemente tanto en embarcaciones como en personal e incluso se encontraba mal remunerada, aun cuando existían las preocupaciones por la realización de expediciones científicas y por defender la continuidad de su imperio, esto a pesar de los reveses a los que se había enfrentado su Armada. Ante estas situaciones, surgieron las interrogantes como las de si se podía costear sin gran perjuicio de su población, el enviar un número suficiente de tropas para atender la pacificación de las insurrecciones que se avecinaban en las Américas y si tendrían las escuadras suficientes para que después de pacificadas, se mantengan sin probabilidad de una nueva rebelión.

Entre los personajes que se encontraban con esta preocupación estaba el Virrey Francisco Gil de Taboada, quien se destacó por tener una clara noción del sentido del destino del Perú. Su preocupación primordialmente por el dominio del mar y con el fin de realizar su proyecto de defensa, solicita la construcción de un mínimo de cuatro bergantines de guerra para vigilar la amplia costa peruana. Es así, que los dos primeros bergantines de refuerzo que llegaron a nuestras costas fueron “El Peruano” y “El Limeño” armados con 18 cañones cada uno.

Igualmente, otra medida acertada de este Virrey es el de encargar que se recorra el litoral, las caletas y los demás puntos de la costa hasta el Estrecho de Magallanes, debido a que a su juicio son tres los modos con que puede ser invadido el extenso territorio del Virreinato del Perú: El primero y más peligroso es por sus costas, el segundo es por medio de las irrupciones o guerras sediciosas de parte de los indios del interior y el tercero por medio de sus fronteras terrestres.

Esta gran preocupación se centró en el análisis que efectúa, en el sentido que el ejército de tierra por la extendida costa, no puede moverse con premura para detener un desembarco en un extremo u otro del litoral. Por ello, conviene que permanentemente se encuentren navegando algunos buques por la ribera, dividiendo la extensa costa en tres sectores.

Para mediados de julio de 1816 era alarmantes las noticias que se filtraban sobre insurrecciones que ponían en peligro el establecimiento de la corona española en Sudamérica. Por dicha razón se designó a Joaquín de la Pezuela y Sánchez para ocupar el cargo de Virrey (se convertiría en el penúltimo del Perú) quién al momento de su designación, comandaba las tropas realista que hacían frente a grupos revolucionarios en el Alto Perú.

Su mandato puede ser considerado como de exclusiva naturaleza militar, puesto que hallase absorbido por los acontecimientos que precedieron a la libertad e independencia del Perú, dejándole escaso tiempo disponible para otros quehaceres distintos e inherentes a su alta posición de gobernante. (Valdizán,1980,p.167).

Es así, que hacia 1819 las fuerzas navales de Pezuela se encontraba formada por: las fragatas “Esmeralda” y “Venganza”, de 44 cañones cada una, la corbeta “Sebastiana” de 34 cañones, los bergantines “Pezuela”, “Maipú” y “Potrillo”, de 18 cañones cada una, la goleta “Montezuma” de 7 cañones, el pailebote “Aránzazu” de 5 cañones y 26 lanchas cañoneras, en adición a los seis mercantes armados “San Fernando”, “Cleopatra”, “Resolución”, “Mocha”, “Huarmey” y “San Antonio”.

Como hemos podido apreciar en los párrafos precedentes, existió una constante preocupación por parte de los representantes de la Corona Española, alojados en el Perú, en lo que se refiere a la importancia del medio marítimo y la superioridad que en él debía de mantenerse, al ser un medio que ofrecía amenazas y riesgos para estos territorios. Esta preocupación fue trasladada a sus soberanos quienes de acuerdo a los testimonios de aquella época acogieron relativamente esta preocupación, pero la precariedad en que se encontraba España no era concordante con sus deseos, es así que surge la idea de la preparación de una gran expedición hacia 1817, a fin de atender con ella la destrucción de los insurgentes americanos y consolidar sus dominios en esta parte de América. Pero la realidad era otra por los infortunios que sufrió España en otros aspectos, así como los problemas y contrariedades que tuvieron durante los envíos de refuerzos en la navegación, y la captura de algunos de sus buques a manos de corsarios, disminuyeron los refuerzos que se enviaron para la defensa de estos territorios

3. CONSIDERACIONES DE LA EXPEDICIÓN LIBERTADORA

Por el lado contrario, podemos citar como precedente a la Expedición Libertadora en cuanto a la importancia del medio marítimo, las acciones de corso naval que desarrollaron las nacientes Fuerzas Navales Argentinas contra la Marina Española, a quienes derrotarían en las aguas de Montevideo logrando capturar importantes buques. Esto refleja la importancia que se le da al mar como medio para obtener recursos y como recurso para debilitar al enemigo cortando su línea de comunicaciones esencialmente marítimas. Posterior a estos hechos encontramos las acciones que realizó el almirante Cochrane entre 1819 y principios de 1820 en nuestras costas, con la captura de algunas embarcaciones realistas y los efectos de muestra del naciente poderío de la escuadra libertadora, se traducía en realidad los temores de seria amenaza, que representaban para el Virreinato del Perú de una Expedición Marítima Libertadora.

Con estos actos, la Expedición Libertadora estaba en marcha y esta debía de consolidarse. La pregunta era: ¿cuál era la mejor forma de hacerlo?. La respuesta la podemos encontrar en dos frases que reflejaron la importancia del espacio marítimo en la concepción de la expedición. La primera de ellas fue del Generalísimo Don José de San Martín en la que indicó que “Una vez conseguida la victoria en Chile, aliando fuerzas pasaremos por mar a tomar Lima”, ese era el camino para conseguir la victoria final. La otra es obra del General Bernardo O’ Higgins, luego de la victoria de Chacabuco, menciona que “Este triunfo y cien más se harán insignificantes si no se domina el mar”.

Como vemos, la concepción de la necesidad de una expedición marítima hacia el Perú era piedra fundamental en el desarrollo de esta expedición libertadora que tenía como punto culminante la expulsión del dominio español de nuestras tierras, como lo había concebido San Martín sin la libertad del Perú peligrarían todos los esfuerzos independentistas realizados en el sur de América.

La clara noción geográfica de la marcha de la guerra, una correcta apreciación del componente espacio-fuerza son las bases para la marcha de la Expedición Libertadora, el espacio concebido en la mente del Libertador San Martín era el espacio que conformaban Argentina, Chile y Perú y dentro de este, el espacio marítimo era el medio por el cual se habría podido y tenido que llevar a cabo el punto culminante de la derrota del yugo español. La premisa a tener en cuenta fue que mientras mayor sea el avance en el territorio ocupado por el enemigo, mayor será la privación de los medios al defensor para conducir la guerra, y esto solo se lograría por mar. Es por estas razones que San Martín afirmaba que no dominando el mar es inútil pensar en avanzar una línea fuera del territorio; es decir, sin una marina pujante no se puede emprender sobre Lima.

Como dice la teoría, el factor espacio debe ser controlado a tal grado que los objetivos militares asignados puedan ser alcanzados, esto y el conocimiento que el espacio marítimo era muy extenso y exigía un dinamismo de las naves, de tal manera que se pudiera efectuar la cobertura deseada, lo que se conjuga con el dinamismo que ofrece el espacio marítimo. De esta manera, fue de especial preocupación para la preparación de la expedición, por lo que se centró desde un inicio en contar con los medios necesarios para efectuarla, las naves, el personal, el avituallamiento, las municiones y otros elementos más, avizorando la relativa fuerza marítima con que contaba la escuadra realista.

Tanto Beret (documento inédito) como Soria (2004) indican que Don José de San Martín ejecuta un proyecto de cuatro ejes principales, que se manifiestan de la siguiente manera:

  • • Ejecutar demostraciones con desembarcos en diferentes lugares de la costa con la finalidad de obligar al enemigo a dispersar sus fuerzas. Para esto, ya cuenta con la superioridad naval necesaria.

    • Ejecutar operaciones militares en el interior del Perú para demostrar su poder ante la población, ganándosela para la causa de la independencia y reclutar tropas.

    • Efectuar el desembarco definitivo en un lugar que le permitiera la reunión con las fuerzas peruanas reclutadas, desde el cual abordar Lima.

    • Retener la posibilidad de operar en forma combinada con Bolívar, de no lograr el objetivo solo.

Es así que la escuadra libertadora adoptó una actitud ofensiva versus la actitud defensiva del ejército realista, los cuales enterados de la conformación de esta fuerza expedicionaria, eligen como mejor opción el preparar una adecuada defensa terrestre en los principales puertos, no optando por realizar una ofensiva contra la expedición al evaluar que no contaban con los frentes necesarios y competentes para hacerlo. “(...). Debió limitarse a tratar de contrarrestar los golpes de su adversario. Para ello destacó pequeñas guarniciones a los puertos donde era posible efectuar desembarcos, de manera de oponerse a éstos y alertar a su comando” (Pérez, 2018, p.13).

4. DESARROLLO DE LAS ACCIONES

La Expedición Libertadora zarpó del puerto de Valparaíso el 20 de Agosto de 1820, conformada por 8 buques de guerra, el Navío “San Martín” de 64 cañones y 1350 toneladas, la Fragata “O ́Higgins” de 50 cañones y 1220 toneladas, la Fragata “Lautaro” de 50 cañones y 850 toneladas, la Corbeta “Independencia” de 28 cañones y 830 toneladas, los Bergantines “Galvarino” de 18 cañones y 398 toneladas, “Araucano” de 16 cañones y 270 toneladas, “Pueyrredón” de 16 cañones y 220 toneladas y la Goleta “Montezuma” de 8 cañones y 200 toneladas, Eran 17 los barcos de transporte de tropas, armamento y pertrechos y llevaban raciones para 4 meses de campaña, completaban la fuerza naval 11 cañoneras y una tripulación de 1,600 marinos, en cuanto a las tropas estas alcanzaban las 4118 plazas.

En aquel momento cuando San Martín estaba ubicado en la embarcación que llevaba por denominación su nombre listo para zarpar junto a su escuadra, había una multitud que lo despedía jubilosamente, en su mayoría, provenientes de la ciudad de Santiago .

“El aire claro, vibrante de rumores marciales, y el mar verde tachonado de velas blancas, ofrecían a los ojos un espectáculo. El sentimiento heroico se fundía con la emoción de la naturaleza, y cuando las naves empezaron a andar, un clamor de ovaciones y augurios se levantó de los ansiosos pechos, mezclado al Himno Argentino de las bandas de a bordo. San Martín, desde la capitana, oía vivar su nombre junto con el de la Patria y la libertad, emocionado de ver cómo empezaba a realizarse su último sueño heroico. Él sabía muy bien cuál era su destino, invocado al partir en el manifiesto de la desobediencia. Pensaba, acaso, que Buenos Aires habría de perdonarle alguna vez su heroica evasión. Inmóvil como una estatua de bronce, estuvo mirando la soberbia montaña mientras la flota navegaba. Desde la costa, muchas pupilas con lágrimas de gloria contemplaban las embarcaciones, hasta que las innumerables velas blancas, hinchadas por el viento del océano, fueron, lentamente perdiéndose en la lontananza marina”. (Busaniche, pp. 144 y 145.)

Luego de una navegación de 18 días y de aproximadamente 1,500 millas náuticas que se cubrieron sin mayores contratiempos “(...).no hubo ningún intento de la escuadra realista de realizar ningún ataque a la expedición que se acercaba a sus costas, no hubo acciones de interdicción que de haberse practicado podrían haber retrasado su marcha (...)”(Moral, 2003, p.163). Después de estudiar concienzudamente el lugar de desembarco, se escogió la Bahía de Paracas en la ciudad de Pisco - Perú, realizándose el desembarco, la tarde del jueves 7 de Setiembre de 1820. Seguidamente se efectuarían actos de engaño y disuasorios en la Bahía del Callao y desembarcos en el puerto de Huacho.

La Expedición Libertadora había conquistado el mar reduciendo a la flota realista a permanecer en el puerto del Callao, mientras estos efectuaban bloqueos a los puertos y apoyaban a los desembarcos de sus tropas sin mayores contratiempos, la concepción y el dominio del espacio marítimo daba sus frutos.

5. CONCLUSIONES

  1. 1. El objetivo político estratégico determina tanto el objetivo militar que se debe alcanzar, como la cantidad de esfuerzo que se requiere invertir para lograrlo, esta premisa fue el inicio de la concepción de la Expedición Libertadora al Perú, ya que la primacía del Virreinato del Perú era una amenaza real y constante frente a los intereses emancipadores de Argentina y Chile, por lo cual la independencia peruana era el objetivo político estratégico y militar que se debía alcanzar era el dominio del mar para efectuar un desembarco victorioso de las tropas.

    El espacio en sí es tanto un medio como un objetivo, esto fue claramente entendido durante la Expedición Libertadora, puesto que el mar se convirtió en un espacio para obtener recursos, llegaban y salían mayormente las provisiones y los refuerzos; y para establecer y realizar las comunicaciones necesarias de la expedición; así como, se convirtió en el objetivo a obtener el desembarco de tropas en suelo peruano.

    El control del espacio marítimo jugó un rol muy importante en la adecuada preparación de la expedición, y que sin un debido concepto de la importancia que tenía el mar, quizá no se hubiesen efectuado todos los esfuerzos para realizar esta campaña y se hubiera dilatado la expedición al considerar una concepción únicamente terrestre.

    La amplitud del litoral peruano permitía que al contar con una superioridad marítima y el control del mar se pudiese escoger mejor el lugar para los desembarcos de las tropas, de manera contraria la adopción de una posición defensiva por parte de los españoles, y estos últimos al considerar no tener una fuerza para hacer frente a la Expedición Libertadora, los llevó a esperar y especular los posibles lugares de desembarco a fin de hacerles frente.

    El espacio marítimo ofrecía la posibilidad de efectuar un traslado de tropas y el aprovisionamiento logístico con mayor rapidez, frente a un desplazamiento terrestre de esa magnitud, lo que permitió establecer una adecuada concepción del espacio-tiempo.

    El espacio marítimo ofrecía la ventaja de poder efectuar acciones disuasorias o de engaño contra las fuerzas contrarias como las realizadas por las fuerzas independentistas antes y durante la expedición.

    La clara noción geográfica del territorio peruano ligado al mar, así como una correcta apreciación del componente espacio-fuerza son las bases para la marcha de la Expedición Libertadora, el espacio concebido en la mente del libertador San Martín era el espacio conformado por Argentina, Chile y Perú y dentro de este, el espacio marítimo era el medio por el cual se podría y se tendría que llevar a cabo el punto culminante de la derrota del yugo español. El propósito de la misión está en tierra, pero era necesaria la neutralización de la escuadra realista, el envío de posibles refuerzos, el traslado en forma rápida y efectiva de las tropas para un desembarco seguro, por ello la concepción de la operación marítima se convirtió en la más importante de las operaciones realizadas en las aguas del Pacífico de ese entonces.

    El conocimiento de las costas peruanas, la extensión del mar peruano y las informaciones recibidas de Perú sobre la composición y movilización de las fuerzas realistas permitían a los libertadores enmascarar las intenciones de su accionar, así como negarle a su enemigo el tiempo suficiente para corregir su disposición mediante la rápida ejecución de los planes una vez iniciadas las operaciones.

    A pesar del tiempo transcurrido de la realización de esta exitosa operación militar, aún en nuestros tiempos el espacio con sus distancias, características físicas y forma de uso, siguen siendo factores importantes en el empleo de las fuerzas por ambos lados en un conflicto.

    A pesar del tiempo transcurrido de la realización de esta exitosa operación militar, aún en nuestros tiempos el espacio con sus distancias, características físicas y forma de uso, siguen siendo factores importantes en el empleo de las fuerzas por ambos lados en un conflicto.

    Es importante comprender e interiorizar que “Nuestra libertad fue concebida y efectivizada a través del mar”, eso es una realidad, por lo que el afianzar nuestra libertad y el progreso de nuestra patria también debe serlo y lo será en la medida de la importancia que se le dé en los tiempos actuales y futuros al mar peruano, a su realidad náutica, a su estudio y protección, a su desarrollo y correcta explotación, a su dimensionamiento y finalmente a su integración económica, esto aún no es una realidad y en gran medida somos participes de que ello se concrete, hoy más que nunca debemos valorar cada milla del espacio marítimo nacional y su importancia estratégica como lo fue en el pasado, como lo es hoy y será en el futuro, reflexionemos que “Nuestro mar es el escenario milenario que siempre estará a la espera de los actores preponderantes que le corresponden para una obra magistral”.

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